martes, 4 de diciembre de 2012

El Ejército de Peña Nieto prepara el maquillaje…


Peña Nieto en el Campo Marte el 1 de diciembre. Foto: Eduardo Miranda
Afectadas como nunca antes en su imagen a raíz de los graves y frecuentes excesos en que incurrieron durante el sexenio calderonista, además de la presunta cooptación de altos mandos por parte del narcotráfico, las Fuerzas Armadas de Enrique Peña Nieto preparan el maquillaje… Por principio de cuentas, narcotráfico y delincuencia organizada fueron palabras que no pronunciaron Enrique Peña Nieto y sus secretarios de la Defensa, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Francisco Soberón, en sus discursos del 1 de diciembre. Nadie habló tampoco de mantener a las Fuerzas Armadas en las calles o de regresarlas a sus cuarteles. Pero resaltó el propósito de proyectar una nueva imagen de esas dependencias cuando se insistió en términos como transparencia, garantías individuales y derechos humanos…
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El gobierno de Enrique Peña Nieto buscará recomponer la imagen de las Fuerzas Armadas, afectada por las violaciones a los derechos humanos cometidas por elementos del Ejército y la Marina-Armada de México durante el sexenio pasado.
El nuevo gobierno y sus mandos militares pusieron distancia de la “guerra al narcotráfico” que hace seis años declaró Felipe Calderón y que dejó más de 60 mil muertos y casi 9 mil quejas contra el Ejército y la Marina ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

En ninguno de los actos oficiales de su primer día como presidente, Peña Nieto se refirió al narcotráfico o a la delincuencia organizada. Tampoco lo hicieron los nuevos titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), general de división Salvador Cienfuegos Zepeda, y de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar), Vidal Francisco Soberón Sanz.
Aunque nadie mencionó el posible regreso de los militares a sus cuarteles, luego de que hace seis años Calderón los sacó para enfrentarlos a los narcotraficantes. Peña Nieto sólo pidió a los soldados y a los marinos que “actúen invariablemente con integridad, orden y estricto respeto a los derechos humanos”.
En su primer acto protocolario como comandante supremo de las Fuerzas Armadas, realizado en el Campo Militar Marte, el nuevo presidente aludió a la afectación nacional e internacional de la imagen de los institutos armados como consecuencia de su actuación durante los últimos seis años.
A su vez, el general Cienfuegos Zepeda reivindicó las acciones del Ejército, “que realizamos con fundamento en la Carta Magna”, dijo. Agregó que, bajo su mando, la Sedena las ejecutará con transparencia, como mecanismo de rendición de cuentas, y habló de ser “más abiertos” para tener más aprecio social.
Enfatizó que los soldados tienen claro que “los derechos humanos son prerrogativas inherentes a la naturaleza de las personas”, y se comprometió a que habrá una “observancia absoluta” de los mismos. “Me comprometo a velar –subrayó– porque el diario actuar de las tropas sea garante de este marco normativo”.
En alusión a la CNDH, que durante el sexenio de Calderón abrió cerca de 8 mil expedientes contra el Ejército, dijo que tendrá “profunda deferencia y respeto hacia los organismos encargados de preservar la dignidad humana”. Más aún, habló de acrecentar la relación cívico-militar, como forma de acercamiento con la sociedad.
El almirante Vidal Francisco Soberón Sanz manifestó por su parte que la Semar empleará todas sus capacidades ante cualquier amenaza, y, más escueto que el general Cienfuegos, habló también de transparencia y de un “estricto apego” a los derechos humanos.
La pretensión de construir una nueva imagen de las Fuerzas Armadas en el nuevo gobierno se hizo evidente desde las primeras horas del 1 de diciembre. Por primera vez, el Ejército y la Marina-Armada de México hicieron públicas sus respectivas ceremonias de transmisión del mando. Hasta ahora privados, tales actos fueron televisados en la madrugada del sábado luego de que Peña Nieto tomó protesta a su gabinete de seguridad en el Palacio Nacional.
En la despedida de su antecesor –el ahora general retirado Guillermo Galván–, realizada en las instalaciones de la Sedena, Cienfuegos Zepeda expresó: “Acataremos cabalmente las directivas que emita (Peña Nieto) para que la población pueda desarrollar sus actividades productivas a plenitud, en un ambiente de seguridad y confianza. Ello demandará un irrestricto respeto al estado de derecho y a las garantías individuales”.
Para la designación de los nuevos secretarios de la Sedena y la Semar, Peña Nieto terminó por ser pragmático, aunque en la Defensa Nacional se desató una intensa pugna para suceder a Galván Galván.
En el caso de la Sedena, tomó la decisión con un criterio de antigüedad. Cienfuegos Zepeda era general de más años con el grado de divisionario, al que ascendió en 2004 a propuesta del entonces titular de la Sedena, general Clemente Vega García.
Esa designación resultó del proceso sucesorio más difícil y desgastante para el Ejército en su historia reciente. Generales procesados penalmente bajo la acusación de brindar protección al narcotráfico, amenazas, amagos de retiros anticipados, filtraciones periodísticas sobre el equipo de seguridad nacional utilizado por la Sedena, llamadas de atención del Alto Mando y hasta la muerte del general Mario Arturo Acosta Chaparro, marcaron dicho periodo (Proceso 1864).
Jefes militares dijeron a este semanario que el entonces titular de la Sedena no sólo reunió a los generales que peleaban por sucederlo para reconvenirlos, sino que ordenó una investigación sobre las filtraciones periodísticas, que dentro del Ejército fueron consideradas como un delito de traición.
Pero Galván Galván no pudo hacer más para calmar los desbordados ánimos sucesorios. Había perdido liderazgo. Su falta de control, incluso, lo llevó a hacerse a un lado, y a diferencia de lo hecho por otros titulares salientes de la Sedena, evitó presentar a Peña Nieto sugerencias para reemplazarlo, según dijeron esas fuentes.
El general Galván sólo presentó al equipo de transición los expedientes de todos los divisionarios, sin proponer nombres, añadieron. Pero en junio pasado dejó ver su interés por el general Augusto Moisés García Ochoa, su cercano director general de Administración de la Sedena.
Lo designó para encabezar el desfile militar del pasado 16 de septiembre. Y en no pocas ocasiones quien ha encabezado el último desfile militar de un gobierno se ha convertido en un serio aspirante a ser el secretario de la Defensa.
García Ochoa tuvo una abierta confrontación con el subsecretario de la Sedena designado por Calderón, Carlos Demetrio Gaytán Ochoa, quien en los dos años a cargo de esa subsecretaría creó una estructura de apoyo a su candidatura.
Ahora ambos tienen un futuro incierto, pues en una regla no escrita dentro del Ejército los candidatos perdedores son removidos de las posiciones desde las que compitieron hasta pasar a su retiro. Al general Gaytán Ochoa sólo le queda un año más de servicio, pues en diciembre del próximo año alcanza la edad reglamentaria de retiro, los 65 años. Pero al general García Ochoa aún le faltan cuatro años.
A su vez, el general de división Salvador Cienfuegos Zepeda era colaborador inmediato de Galván Galván y estaba a cargo de la relación con las dependencias federales y los gobiernos estatales. Presidió los comités de adquisiciones, servicios, obras públicas e información, además del fideicomiso de apoyo a los deudos de los militares, y participaba en la elaboración del presupuesto para la Sedena.
Su experiencia administrativa incluye haber sido inspector y contralor general del Ejército, función que tuvo durante 2011.
Sus años previos, prácticamente durante la primera década del siglo, fueron de mando en distintas regiones militares. A su paso por la I Región Militar, entre 2007 y 2009, coincidió y convivió con el entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y con el actual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue mandatario de Hidalgo entre 2005 y 2011. Peña y Osorio eran gobernadores cuando el general Cienfuegos comandaba la I Región Militar, que comprende al Estado de México, Hidalgo, Morelos y el Distrito Federal.
Como encargado durante la transición gubernamental del área de seguridad, Osorio Chong tendrá que operar en el Congreso de la Unión las reformas constitucionales para la actuación de las Fuerzas Armadas en el combate a la delincuencia organizada.
En el caso de la Marina-Armada de México, el mensaje de continuidad de Peña Nieto fue muy claro con la designación del almirante Soberón Sanz, quien fue jefe de ayudantes y secretario particular de Sáynez Mendoza.
Ascendido a almirante por Calderón apenas en la promoción del pasado 20 de noviembre, Soberón Sanz conoció de primera mano las decisiones tomadas para el combate al narcotráfico, incluidos los compromisos de la Iniciativa Mérida y el acercamiento con el Pentágono, la DEA y la CIA.
Pero el nuevo titular de la Semar, de 59 años, el más joven en alcanzar ese cargo, carece de experiencia en el mando de tropa en alguna región, zona o sector naval, además de que su nombramiento pasó por encima de almirantes con más antigüedad y experiencia.

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